El Nihongi incluye una variante sobre el mito de la creación de Amaterasu y Tsukiyomi en la que Izanagi dio vida a los kamis del Sol, la Luna y el mundo subterráneo a partir de unos espejos antes incluso de llevar a cabo el primer acto de procreación con su divina hermana.
Un día en que Izanagi se encontraba solo en Onogoro, manifestó su intención de dar vida a unos descendientes que gobernaran el mundo.
Para ello, agarro un espejo de cobre blanco con la mano izquierda y al mirarse en el dio forma a una divinidad llamada Ohohirume, probablemente un pseudónimo de Amaterasu, ya que significa la “Gran Diosa del Mediodía”, cuando el Sol se encuentra en lo mas alto del cielo.
Entonces Izanagi levanto un espejo idéntico al anterior con la mano derecha y al contemplarse en el dio vida a Tsukiyomi. A continuación miro de nuevo al mismo espejo, pero esta vez de reojo, y nació el dios Susano.
Las dos primeras divinidades proyectaban a su alrededor una luz resplandeciente, por lo que Izanagi les envió al firmamento para que iluminases la Tierra. Tsukiyomi de noche y Ohohirume de día. Susano en cambio, no tuvo tanta suerte y quedo patente desde el principio que estaba condenado a la ruina como portador de la destrucción, así que Izanagi le encomendó el gobierno del mundo subterráneo de Yomi, donde residían los demonios y las brujas.
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