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miércoles, 16 de febrero de 2011

LA PRINCESA KONG-JO (1ºparte)


El imperio tibetano había crecido y el rey Song-tsen gampo, quien reino entre los años 627-649, inspiraba respeto a todos los países vecinos. Pese a su feliz matrimonio con la princesa nepalí Khri-tsun, deseo a una segunda, refinada y hermosa mujer, de este modo se arreglo su matrimonio con la princesa Kong-jo, de la vecina china.
Tras las negociaciones y los planes de boda, la joven princesa y su sequito iniciaron un largo viaje a Lhasa, en el tibet central, protegida por dos fuertes guardaespaldas tibetanos: Laga y Luga. La princesa llevaba una hermosa estatuilla del buda Sakyamuni, su más preciosa ofrenda a la corte tibetana. Se topo con muchas dificultades en su viaje y el carruaje especial que llevaba la estatuilla tenia una gran tendencia a sufrir contratiempos. Al llegar a la llanura de Lhasa, el carruaje quedo varado en el barro, y laga y luga no pudieron hacer nada para liberarlo. Desesperada, la princesa Kong-jo consulto sus cartas de feng shui para determinar la causa del problema. Descubrió, desilusionada, que la energía de la tierra del tibet intentaba repeler la estatuilla del buda Sakyamuni y, con ella, todas las enseñazas del budismo.
Tras reflexionar profundamente, Kong-jo se dio cuenta de que la tierra del tibet, país de las nieves, era en realidad una enorme y poderosa diablesa srinmo recortada. A los problemas de la princesa se sumo la existencia de peligrosos seres de otros mundos que habitaban la tierra y ayudaban a la diablesa. Pese a estos importantes obstáculos, otros elementos del paisaje fueron bastantes favorables. Los cálculos de feng shui de Kong-jo determinaron que unas series de templos y relicarios para las pagodas podían mitigar las fuerzas negativas de la tierra y seres de otros mundos, y reducir su actividad destructiva. Asi, la princesa podía empezar a construir el templo para albergar la valiosa estatuilla del buda Sakyamuni.
La princesa kong-jo fue recibida con grandes celebraciones por la corte tibetana. Solo la reina Khri-tsun no se mostró tan encantada con la llegada de la segunda esposa. Al conocer los planes de kong-jo de construir un templo en Lhasa para la preciosa estatuilla, khri-tsun reclamo el derecho, como primera esposa, a levantar sus templos antes.

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