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miércoles, 16 de febrero de 2011

EL OCÉANO DE LECHE


El poder de Indra peligraba Despues de que un sabio le lanzara una maldición. Los dioses estaban preocupados, ya que si su representante se debilitaba, quedarían a merced de los demonios. Así pues, Visnú les dio instrucciones para que removieran el océano de Leche con el fin de fabricar la bebida conocida como soma o amrita.

Tan grande era la preocupación, que Visnú ordeno tanto a los dioses como a los demonios que trajeran el gran monte Mandara hasta el limite mismo del océano para remover con el sus aguas. Entonces lo colocaron a lomos de Karma, la reina de las tortugas, unas de las diez encarnaciones divinas de Visnú, y se valieron de la gran serpiente Vasuki o Ananta-Shesha para atar la montaña y remover con ella el agua del océano. Al poco, ya estaban cansados de tan ardua tarea, pero entonces de la boca de Vasuki empezaron a salir relámpagos, y acto seguido una refrescante lluvia. Los árboles del monte Mandara fueron arrancados de raíz durante el traslado y no tardaron en incendiarse, con lo que todos los animales y las plantas que Vivian en la montaña fueron pastos de las llamas. Cuando Indra aplaco el incendio con lluvia, la savia de los árboles y del resto de las plantas fluyo hasta el océano bañando a su paso a los dioses, que se volvieron inmortales.
A media que los dioses y los demonios removían el agua, la Luna salio y, tras ella, el Sol. Al poco salio la diosa Lakshmi, que se convertirá en la esposa de Visnú, y luego su corcel blanco y el elefante también blanco llamado Airavta, que Indra reclamo para si. Al poco afloro un rió de veneno azul, pero antes de que pudiese devastar la Tierra, Siva se lo trago entero guardándolo en su garganta, de ahí se le llame también Nilaknth “Garganta azul”. Por ultimo salio el medico de los dioses, Dhanwantari, llevando entre sus manos una copa repleta de soma.
Los siempre astutos demonios se revelaron contra los dioses y les robaron el soma. Entonces, Visnú consiguió recuperarlo de nuevo disfrazado de una hermosa mujer, pero el demonio Rahu, disfrazado a su vez de dios, logro dar un sorbo a la bebida. Tanto el Sol como la Luna advirtieron a Visnú de lo sucedido y, aunque se procedió a matar al demonio, su cabeza y su cuello eran ya inmortales, pues habían estado en contacto con el soma. Entonces huyo al cielo, donde desde entonces se dedica a combatir el Sol y a la Luna, a los que abecés llega incluso a engullir, hecho este que explica los eclipses.
Entonces los demonios y los dioses se enzarzaron en una violentísima que acabo con la muerte de miles y miles de demonios. Una vez victoriosos, los dioses devolvieron el monte Mandara a su lugar original y regresaron a sus casas contentos por la victoria. Desde entonces, el maravilloso Visnú se convirtió en el guardián del soma.

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