El Trenti es un ser pequeño, tiene la cara negra y los ojos verdes y al igual que el Tratolillo es picaruelo y bribón. El trenti sin embargo no entra en las casas, pues es duende de los bosques.
Para pasar desapercibido entre la vegetación lleva por todo vestido una túnica de hojas de castaño y musgo. Se alimenta de endrinas y maíz, bebe leche pero no agua, que es veneno para el. En verano duerme entre la maleza fresca al pie de los árboles y en invierno se refugia en las hondonadas.
Quien mas lo temen, sobre todo por la noche, son las muchachas que vuelven del campo, pues se camufla entre las matas del camino, y cuando pasan, las tira de las faldas, de manera que ellas, que ya van un tanto encogidas por la hora, dan un tiron y salen corriendo, imaginando que algún monstruo o mal hombre quiere retenerlas. Por eso suele decirse en Cantabria de una moza brava y bien puesta: -A ésa no la asusta ni el Trenti.
A este respecto, cuenta la historia, que una moza, en realidad no tan moza, pues era solterona, que salía adrede al atardecer por los caminos para que el Trenti la tirara de las faldas y le diera unos pellizcos en las pantorrillas. Al principio él hacia lo que solía con todas, pero al notar al cabo de un tiempo que la vieja moza no solo no se asustaba, sino que arrimaba la pantorrilla, el Trenti se canso de aquel juego que no le producía diversión alguna. Mas, como ella seguia frecuentando el camino cada tarde y acercando las faldas a los matorrales, acabó compadeciéndose de ella y buscó una solución: llamó a una Anjana, le pidió que hiciera algo por la moza y la Anjana la convirtió en vaca. Por eso a las vacas les gusta tanto restregarse contra los árboles y arbustos.
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